Lo individual se convierte en público, lo personal se vuelve político, esto nos lleva a los profesionales de la salud mental a cuestionamientos desde el movimiento Feminista cómo los procesos del cuerpo y los procesos sintientes se conjugan. El proceso de aborto no es la excepción.

Hoy, es de mi interés hablarles de cómo es que la Psicoterapia Existencial puede tener un fuerte impacto en cómo resolver un dilema de la vida de una mujer, sin tener imposición de los varios y distintos sistemas de poder o de carácter patriarcal.

Y para comenzar a desmenuzar esos sistemas de poder tan intrincados en lo más profundo de nuestro raciocinio, es importante partir de la idea que la mujer no es la única responsable de educar. Aprendemos día a día, de cómo se supone debemos ver, entender y vivir el mundo a través de las instituciones, los medios de comunicación, los hombres y las autoridades. Para comenzar a ver nuestro universo desde otras miradas, es urgente fomentar la investigación en acompañamiento psicológico, y en específico, el acompañamiento psicológico para el aborto como apoyo no solo a las mujeres si no para una sociedad menos violenta y más humana. Erradicar el estigma nos abrirá los caminos hacia nuevas formas amorosas y empáticas de entender y respetar las decisiones que día con día otras mujeres toman.

¿Cuáles son los principales obstáculos para el acompañamiento psicológico en el aborto voluntario?

  • La falta de difusión del acompañamiento psicológico, y la terapia como parte de la intervención en la salud mental de las mujeres, en general.
  • En esta época es una pena que aún existan mitos que alienten que una mujer que aborta voluntariamente tendrá un trauma o se generará un “Duelo”. Pese a que la afectación de la salud mental de las mujeres que escogen tener un aborto en el primer trimestre, no existe. Pues no hay evidencia de que la experiencia del aborto tenga como consecuencia la aparición de enfermedades psiquiátricas como la depresión o el trastorno de estrés post traumático.
  • Uno de los factores que es importante revisar en un proceso psicológico para acompañar a las mujeres es el dilema de la decisión y elección.
    El dilema involucra factores tanto sociales como personales que si no son abordados de forma terapéutica se instalan en experiencias mucho más intensas, con mayor angustia y múltiples consecuencias psicológicas por las condiciones en las que se toma la decisión, y no así por la elección de abortar. Reafirmo el hecho científico de que el trauma post aborto es un mito y no tiene validez alguna.
    En cambio, las mujeres que eligen abortar en condiciones óptimas y con apoyo tienen menos riesgo de sentir inseguridad o dudas al respecto, se muestran con mayor autonomía y con proyectos de vida mejor definidos y con prioridad en su persona antes que a cualquier otro factor o situación.

¿Cómo trabajamos entonces en el ámbito terapéutico?

 

El afrontamiento es una de las principales herramientas que pueden ser implicadas de forma natural en el dilema entre elección y decisión los terapeutas pueden usar el afrontamiento como recurso para en proceso con las consultantes.

Entre las recomendaciones que puedo destacar es que el uso de la Terapia Existencial puede ser una posibilidad para mejorar la relación terapéutica entre consultantes y terapeutas, afinar los programas y contenidos para que la atención psicológica llegue desde el inicio de la duda entre si abortar o no, y hasta la culminación del aborto voluntario. Si se promueve con mayor fuerza los significados implicados en las experiencias de las mujeres y se desmitifica el tema del aborto, las mujeres tendrán mayor interés en vivirlo como una experiencia, que, si bien es compleja, le permitirá asumirlo con responsabilidad y por encima de todo, acompañada en un momento de vulnerabilidad.

Otra recomendación propuesta es que las consultantes lo vivan desde la experiencia corpórea por lo que debe tomarse en cuenta en el diseño de programas que se trata de un proceso “sintiente”, así que resulta primordial que se respeten los tiempos en que las mujeres no quieran hablar aún de las emociones implicadas y decidan hablar más del dolor que representa, el cansancio del proceso médico, y las dudas de las sensaciones en su cuerpo.

Una vez dirigida la atención a este momento, seguir el movimiento de la mujer consultante, para desde la terapia existencial cuestionar sobre implicaciones desde su mundo metafórico, las implicaciones de identidad y su relación con los otros.

El acompañamiento psicológico necesita una revisión constante para que las mujeres puedan realmente experimentar los procesos conforme a sus derechos reproductivos, en plena consciencia y con información científica y trato digno.

Para influir en la problemática hacen falta más investigaciones con perspectiva de género, aunado a la aplicación efectiva en el sistema gubernamental y avanzar a regiones donde las mujeres no tienen los mismos privilegios que en las ciudades.

Me gustaría terminar con una invitación a reconocer la importancia del acompañamiento psicológico en el aborto voluntario, usando la notable enseñanza de Simone de Beauvoir en el libro de “Filosofía Existencial para Terapeutas y Uno Que Otro Curioso”: Las acompañantes en el aborto necesitamos ser un “amor contingente” francas y transparentes esto implica libertad de los cuerpos, verdad, confesión ilimitada y prioridad afectiva con compromiso emocional entre ambas. Una actitud plenamente existencial.

Si quieres obtener más información sobre un aborto autogestionado revisa nuestra sección de aborto médico. Si has decidido realizarte un aborto pero requieres acompañamiento profesional, consulta gratuitamente la consejería de aborto de safe2choose

Bio de la persona autora: Alicia Islas Psicóloga y Terapeuta, Escritora Independiente en el Clan de Letras Editorial Elementum, Mediadora en grupos de Lectura Terapéutica online.

Se ha hecho promesas dibujadas con líneas sólidas, tomar puntos de retorno, seguir en el camino de la eterna aprendiz, avanzar con cautela y vivirlas con tal fuerza que sean dignas de grabarlas en la memoria.